Cruzar la raya

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Sinopsis:
Un hombre llega frente a un funcionario con una carta que le solicita presentarse en esa dirección. Allí, una raya en el suelo marca la diferencia entre ambos, una sola regla, una rutina que no se puede romper, una norma apoyada en multitud de razones lógicas, absurdas y estúpidas que el funcionario explicará una y otra vez. A partir aquí, comienza un aluvión de preguntas y respuestas entre ambos, una extraña búsqueda de información que transforma la “entrevista” en algo muy diferente e inesperado.

Cruzar la raya refleja el desamparo al que se puede ver sometido alguien en una situación que desconoce bajo el control de otro alguien que domina ese ambiente por las razones que sean. Habla de lo que leemos en los periódicos, del miedo, de lo cotidiano transformado en pesadilla, de una situación con la que todos hemos fantaseado alguna vez (para bien o para mal), y sobre todo, del poder y la violencia como recurso para obtener un fin absurdo al precio que sea.

En Cruzar la raya se plantea una tensión que nace de un estudiado absurdo y va evolucionando hacia la desesperanza, concitando la empatía del público, que asiste a una trama en la que los protagonistas ponen en evidencia los límites y la perversidad de un juego marcado por el poder, la sugestión y la violencia. Con un logrado registro humorístico (a veces negro, a veces surrealista), Cruzar la raya nos recuerda nuestra desconsoladora vulnerabilidad, especialmente ante la posibilidad de tener que acabar asumiendo una culpa o una responsabilidad imposibles como única salida ante la presión y la fuerza gratuitas y desmedidas.
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Según Carlos García Ruiz, autor y director de la obra: “en una época de crisis como la que vivimos donde la información es quizá el bien más valioso, donde los derechos humanos son unas ideas variables dependiendo de quién se las apropie, y donde el sistema tan burocratizado que padecemos nos instala en los brazos del miedo (miedo al error frente al jefe, frente a la administración, frente a tu familia…), hacer una obra de teatro más o menos cómica alrededor de estos conceptos tan complicados podría parecer un tanto atrevido pero… bueno, de eso se trata.”

Cruzar la raya en un montaje que ha contado con el reconocimiento y la colaboración de AMNISTIA INTERNACIONAL. Hemos participado en las actividades realizadas por esta entidad los días 26 y 27 de junio en la Sala Guindalera. (26 de junio, día internacional contra la tortura.)

A día de hoy con Cruzar la raya ya hemos hecho tres temporadas completas en Madrid y hemos viajado a varias ciudades españolas, superando los 50 bolos; además de haber estrenado en Bogotá y Cartagena de indias, en Colombia.

Este trabajo de la compañía Teatro Cítrico es el quinto que realiza para público adulto desde su fundación (precisamente en 2009 cumplen diez años). Teatro Cítrico presenta un trabajo muy novedoso de factura final muy contemporánea en la línea de propuestas anteriores. Después de su anterior trabajo Antígona D.F. (versión del clasico de Sófocles), Cruzar la raya supone un giro en la forma de entender la puesta en escena con un texto muy ágil y actual que no deja nada al azar, y que con seguridad impactará al público.

Equipo de Cruzar la raya

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Texto y dirección: Carlos García Ruiz
Interpretes: Ricardo Reguera y Samuel Blanco

Ayte. de dirección Javier L. Patiño - Voz en off Esther Gimeno - Escenografía Nieves Garcimartín - Diseño iluminación Juan Pablo Castel - Diseño Gráfico Roque Castedo - Fotografía Cosme García - Realización de video Nacho del Pozo · Guillermo Arribas - Agradecimientos ETSI de Minas de Madrid · Sala Tarambana · KMH · Santiago López Navia · Amnistía internacional - Producción ejecutiva Carlos y Javier - Producción GR & Teatro Cítrico.

Cruzar la raya es una Producción de Teatro Cítrico con la colaboración de la Dirección Gral. de Promoción Cultural del Ministerio de Cultura (España).